sábado, 7 de abril de 2012

Creando galaxias

Las galaxias, esos cúmulos de estrellas donde radica toda la vida del universo, pasan a través de un proceso cataclísmico para llegar a su fase adulta si es que se puede llamar así. La mayoría de ellas se formaron durante los milenios siguientes al Big Bang, cuando las nubes de diferentes gases fueron agrupándose gracias a la gravedad generada por ellas mismas, dando lugar a cúmulos de estrellas que más tarde ayudarían a formar las galaxias en sus formas más primitivas.
En esta fase temprana el universo contaba con más galaxias de las que hay ahora sin embargo, su número se vió reducido con el paso de los eones debido a que varias de ellas chocaban entre sí. Este hecho dio lugar a las explosiones más violentas que existen en el universo, donde miles de estrellas colapsan a la vez. Del caos que sigue a tan terrible choque es de donde las galaxias grandes como la nuestra nacen. Las galaxias pueden chocar entre sí durante su eterno viaje a través del espacio. El choque no las aniquila, si no que tras este, la inercia que tienen las obliga a seguir avanzando como pueden tras el encontronazo, dando lugar a formas curiosas. Después del desgarro la gravedad de los núcleos fusionados obliga al material circundante a volver a reagruparse alrededor del nuevo núcleo que con el tiempo volverá a dar la forma espiral a la galaxia.

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